Por Sergio Lettieri
Uruguay está forjando un camino ambicioso hacia una segunda transición energética, posicionándose como un referente regional en proyectos de energía verde. Este esfuerzo no solo busca fortalecer la matriz energética del país, sino también atraer inversiones significativas y generar un impacto económico positivo.
Panorama de la Transición Energética en Uruguay
El país está apostando decididamente por iniciativas que abarcan desde la producción de hidrógeno verde hasta el almacenamiento de energía en baterías. Proyectos de gran escala como Enertrag (Proyecto Tambor) y HIF Global están delineando el futuro de los e-combustibles, con un enfoque en la sostenibilidad y la minimización del impacto ambiental, como se observa en las reformulaciones para cumplir con las normativas ambientales y el uso de agua superficial. El proyecto Kahirós, por su parte, demuestra la aplicación directa del hidrógeno verde en la industria del transporte, aunque con el desafío inherente de la cadena de suministro global.
El financiamiento verde ha experimentado una expansión notable, con un creciente interés de inversores internacionales en Uruguay y la región. Si bien sectores como las energías renovables, la minería y la agricultura ya acceden a estos créditos, se observa un rezago en la infraestructura de construcción, lo que sugiere un área de oportunidad para alinear este sector con los objetivos de financiación sostenible. La disponibilidad de instrumentos financieros y el creciente apetito inversor subrayan el potencial de Uruguay para escalar sus iniciativas verdes, a pesar de la actual escasez de grandes proyectos de almacenamiento y energías renovables, excluyendo los incipientes de hidrógeno verde.
La evolución de la tecnología de baterías, con la disminución de costos y la mayor versatilidad en su uso, es un facilitador clave para la estabilidad de la red y la integración de fuentes intermitentes. La inversión en investigación y desarrollo, como la del laboratorio en UdelaR, (Universidad de la República, Uruguay) es fundamental para optimizar la vida útil y el reciclaje de estas tecnologías. Además, el crecimiento sostenido de la generación distribuida, mayoritariamente renovable, evidencia la capacidad del país para integrar diversas fuentes energéticas, aunque se insinúa la necesidad de ajustes regulatorios para maximizar la inversión en este ámbito.
Posibles Modificaciones a la COMAP
La Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones (COMAP) ha sido un pilar fundamental en la promoción de inversiones en Uruguay, incluyendo el sector energético. Para continuar impulsando la segunda transición energética, se podrían considerar las siguientes modificaciones o énfasis dentro del marco actual:
Incentivos Específicos para Almacenamiento de Energía: Si bien el hidrógeno verde ya cuenta con un tratamiento preferencial al ser considerado de "alta tecnología" para la obtención de beneficios fiscales, sería pertinente evaluar la creación de indicadores o puntajes específicos dentro de COMAP que prioricen los proyectos de almacenamiento de energía con baterías a gran escala. Esto podría incluir la valoración de la capacidad de estabilización de la red, la integración de energías intermitentes y la contribución a la resiliencia del sistema eléctrico.
Fomento de la Investigación y Desarrollo (I+D) en Tecnologías Verdes: Potenciar los incentivos para proyectos que incluyan componentes significativos de I+D en Uruguay, especialmente en áreas como la optimización de celdas de combustible, el reciclaje de baterías o nuevas formas de producción y aplicación de hidrógeno. Esto podría traducirse en un mayor peso en los indicadores de COMAP relacionados con la innovación y el nivel tecnológico.
Mecanismos de Riesgo Compartido para Proyectos Piloto: Dada la naturaleza incipiente de algunos proyectos de hidrógeno verde y la necesidad de capital, COMAP podría explorar la inclusión de mecanismos que mitiguen el riesgo inicial para los inversores en fases tempranas, quizás a través de beneficios fiscales escalonados o fondos de garantía específicos para pilotos.
Incentivos para la Transición Verde en el Sector de la Construcción e Infraestructura: Desarrollar criterios específicos dentro de COMAP que alienten la adopción de prácticas y materiales sostenibles en proyectos de infraestructura, como la que Bitafal aplica con el asfalto sostenible. Esto podría incluir beneficios por el uso de materiales reciclados, la eficiencia energética en el diseño de edificios o la incorporación de energías renovables en las nuevas construcciones.
Claridad Regulatoria para la Generación Distribuida: Aunque no es una modificación directa a COMAP, una revisión de las regulaciones para la generación distribuida que fomente aún más la inversión privada, podría indirectamente mejorar la elegibilidad de estos proyectos para beneficios fiscales al aumentar su escala o impacto.
Enfasis en la Cadena de Valor Local: Incentivar, a través de COMAP, la integración de proveedores y mano de obra local en los proyectos de energía verde, fomentando así el desarrollo de una cadena de valor robusta y la creación de empleos calificados en el país.
Conclusiones
Uruguay se posiciona como un actor clave en la energía verde a nivel regional, con proyectos de hidrógeno y baterías liderando la segunda transición energética del país.
El marco de financiamiento verde se expande, atrayendo inversión, aunque se requiere mayor dinamismo en sectores como la infraestructura de construcción y un mayor volumen de proyectos de almacenamiento a gran escala.
La COMAP ya reconoce y promueve la inversión en tecnologías limpias y, específicamente, en hidrógeno verde, pero existen oportunidades para refinar los incentivos hacia el almacenamiento de energía y la I+D local.
Es fundamental que el gobierno continúe brindando incentivos y claridad regulatoria para consolidar el crecimiento del sector, especialmente en la naciente industria del hidrógeno verde y la generación distribuida.
La adaptabilidad y la respuesta a los desafíos ambientales y logísticos demuestran la madurez del sector y la capacidad de Uruguay para gestionar proyectos energéticos complejos.
Uruguay está bien posicionado para capitalizar las oportunidades de la energía verde, pero la evolución continua de los marcos de incentivos y la colaboración entre el sector público y privado serán esenciales para consolidar su liderazgo y maximizar los beneficios económicos y ambientales.
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