Por Daniel Pereyra
Sabemos cómo se va cargando la atmósfera de gases de origen antropogénico que provocan el cambio climático. Esto nos permite accionar sobre las actividades que más inciden en ese problema. Después del sector energético la actividad agrícola ganadera influye aportando un 40% del total de las emisiones en la República Argentina.
El gas dióxido de carbono es el de mayor emisión, luego el metano entérico liberado por los rumiantes en los eructos para deshacerse del hidrógeno producido en la degradación de la fibra vegetal y en tercer lugar el óxido nitroso que se produce a partir de la fertilización nitrogenada que se realiza para mantener los rendimientos de los cultivos.
El nitrógeno no utilizado por las plantas en interacción con bacterias del suelo se libera como óxido nitroso, el cual tiene un efecto negativo potencial sobre la atmósfera mucho más perjudicial que el del dióxido de carbono. Cada 100 kilogramos de nitrógeno fertilizado se libera un kilogramo de óxido nitroso a la atmósfera.
Los cultivos que mayor fertilización reciben en la región pampeana para sostener los rendimientos son el maíz y el trigo, mientras que la soja no requiere una fertilización nitrogenada tan fuerte dado que posee la capacidad de fijar N por sus nódulos radiculares.
Si bien el sector agrícola mitiga la emisión por la captura de carbono que produce la fotosíntesis, la emisión de óxido nitroso en una proporción más baja que el dióxido de carbono, provoca la destrucción directa de la capa de ozono de la atmósfera. En los suelos de nuestra región pampeana, la mayor emisión de óxido nitroso se da en la soja durante emergencia (primavera) y en maduración (otoño), mientras que en la rotación Trigo/Soja los picos de emisión ocurren en la emergencia del trigo y al fertilizarlo con nitrógeno.
En el caso del maíz luego de fertilizar en el período entre cosecha y barbecho cuando el suelo descansa. En los pastizales naturales la emisión de óxido es el 21% del total que emite la soja y el 32% del que emite Trigo/Soja. Conocer estos datos de tan difícil obtención nos permite profundizar en los diferentes ecosistemas y los factores que influyen en esta emisión para lograr reducirla. En cuanto a la producción ganadera las diferentes emisiones de metano dependerán del manejo del alimento (pasturas/pastizales naturales) para que se mitigue secuestrando carbono en la fotosíntesis.
Los cultivos capturan menos que las pasturas. La agricultura por estar fija no es tan difícil de medir como en la ganadería que por su movilidad se hace más dificultoso tomar y registrar los datos. Debemos conocer nuestra Huella de Carbono para poder actuar y así aplicar todas las prácticas agrícolas que permitan disminuir la cantidad de Carbono liberado mitigando el daño ocasionado a la atmósfera. De ahí la importancia de sostener a nuestros investigadores, motivando y reconociendo su tarea.
En noviembre de 2025, se dará la COP30 en Belem Brasil, Conferencia de las Partes de Cambio Climático donde se discutirá la transición en Sistemas Agroalimentarios, en la Energía y en cómo será la adaptación al cambio climático. Cual será el ordenamiento ambiental del territorio y la biodiversidad así como los nuevos modelos productivos y la reconversión industrial para la transición. El sector agrícola ganadero así como la industria deberán tomarse el tema muy seriamente, y para esto será imprescindible que la investigación continúe desarrollándose. Para lo cual lo privado y lo estatal deben confluir en pos de un futuro para nosotros y para las nuevas generaciones.
Daniel G. Pereyra
Ingeniero Agrónomo
ingadpereyra@gmail.com